Elegir el color adecuado es el primer y más importante paso en el diseño de una cocina monocromática. Monocromático no significa necesariamente que debas limitarte al blanco y negro. Más bien, se trata de elegir un color y trabajar con sus diferentes matices. El gris es una elección popular, ya que ofrece una base neutral y se combina bien con otros colores. También puedes trabajar con diferentes tonos de blanco para crear una atmósfera luminosa y aireada.
Otro enfoque es el uso de tonos más oscuros como el antracita o incluso el negro, para lograr un efecto dramático y moderno. Estos colores pueden funcionar especialmente bien en cocinas más grandes, donde no resultan abrumadores. Si optas por una paleta de colores más oscuros, es importante prestar atención a una iluminación adecuada para que el espacio no parezca demasiado sombrío.
Otro aspecto que debes considerar es la textura. Diferentes materiales pueden reflejar el mismo tono de manera diferente, aportando profundidad e interés al espacio. Por ejemplo, una superficie mate puede contrastar con una encimera brillante, lo que le da a la cocina una dimensión adicional.
También es posible añadir sutiles acentos en otro color para dar un toque de frescura al espacio. Esto se puede lograr a través de accesorios como vajilla, textiles de cocina o pequeños objetos decorativos. Sin embargo, estos acentos deben usarse con moderación para no perturbar la estética monocromática.
En general, la elección del color en cocinas monocromáticas es crucial para el impacto del espacio. Debe ser cuidadosamente considerada para crear una imagen armoniosa y elegante.