Los materiales típicos para el estilo clásico-moderno son aquellos que son tanto de alta calidad como duraderos. La madera, especialmente la madera maciza, es un material popular, ya que puede usarse tanto en diseños clásicos como modernos. El cuero y el terciopelo también son comunes, especialmente en muebles tapizados como sofás o sillones. El mármol y el vidrio se utilizan a menudo para mesas o elementos decorativos, ya que tienen una apariencia elegante y atemporal. El metal, especialmente en forma de acero o latón, se utiliza frecuentemente para acentos o como parte de los muebles. Estos materiales se combinan bien entre sí y ayudan a crear la mezcla característica de elegancia y simplicidad del estilo clásico-moderno.