La planificación de una cocina abierta comienza con la consideración de cómo se puede utilizar el espacio de manera óptima. Una cocina abierta debe integrarse sin problemas en el área de estar y ser tanto funcional como estéticamente atractiva. El primer paso es el análisis del espacio disponible. ¿Cuánto espacio hay disponible y cómo se puede utilizar mejor? Una isla de cocina central puede, por ejemplo, servir como elemento divisor entre la cocina y el área de estar, y al mismo tiempo ofrecer espacio adicional de trabajo y almacenamiento.
Otro aspecto importante es la disposición de los muebles y electrodomésticos de la cocina. El llamado enfoque del triángulo de trabajo, en el que la estufa, el fregadero y el refrigerador están dispuestos en un triángulo, ha demostrado ser particularmente eficiente. Esta disposición minimiza los desplazamientos al cocinar y asegura un flujo de trabajo sin problemas.
La elección de los materiales también juega un papel decisivo. Las cocinas abiertas deben integrarse armoniosamente en el área de estar, lo que se puede lograr mediante el uso de materiales y colores similares. La madera, el acero inoxidable y la piedra natural son materiales populares que lucen bien tanto en la cocina como en el área de estar.
La iluminación es otro factor importante. Una combinación de iluminación directa e indirecta crea un ambiente agradable y al mismo tiempo resalta acentos. Las lámparas colgantes sobre la isla de cocina o la mesa de comedor pueden servir como punto focal y mejorar visualmente el espacio.
Finalmente, no se debe descuidar la acústica. En las cocinas abiertas puede volverse ruidoso rápidamente, por lo que los materiales absorbentes de sonido como alfombras o paneles acústicos especiales son una adición sensata.
En general, la planificación de una cocina abierta requiere una consideración cuidadosa y la coordinación de los diferentes elementos para crear un espacio que sea tanto funcional como acogedor.